Uno puede levantarse con vistas al centro (seguramente contaminado) de una gran ciudad, o con vistas a un paisaje natural. En el primer caso, habrá pagado por su casa, o por el alquiler de la misma, una parte importante de su sueldo. En el segundo, no necesariamente.
El de la vivienda es uno de los problemas más acuciantes para quienes habitan en las grandes ciudades europeas, o en sus alrededores. La presión turística, el auge del alquiler vacacional y el hecho de cada vez más gente trabaje en esas ciudades ha disparado el coste tanto del alquiler como de las compra. Por eso, las ideas que vengan a solucionar ese problema tienen muchas oportunidades de triunfar.
Es el caso de Shippy house, que propone reutilizar o reciclar los contenedores de transporte marítimo y convertirlos en viviendas económicas y de alta eficiencia energética. Pero, ¿cómo nace esta idea?
«Fue un proceso en el que teníamos muchos conceptos arquitectónicos y bioclimáticos que queríamos fusionar, y los contenedores simplemente son un espacio perfecto para ello», explica Manuel Octavio Salas, fundador de Shippy house. «Además va en nuestra línea sostenible ya que reutilizamos contenedores que ya no son aptos para el transporte marítimo».
En la actualidad la compañía está a punto de terminar el primer prototipo, que se podrá visitar en Madrid. Ello después de haber participado en un programa europeo de incubadora de ideas y pasar a formar parte de startups aceleradas por La Nave.
Enfocado
sobre todo a la edificación en el extrarradio o segunda residencia, Shippy house
consigue costes de ejecución de hasta un 40% menos que una casa de construcción
tradicional de las mismas características.
Aunque las gran ventaja es otra: «Lo mejor de la Shippy house es el diseño pasivo, lo que quiere decir que tendremos una buena temperatura interior constantemente sin necesidad de gasto económico o interacción por nuestra parte. Nos gusta decir que son casas que cuidan de ti y del planeta», asegura Manuel Octavio Salas..
Pese a lo interesante la idea, nos planteamos —y les planteamos— si quizás lo más problemático sea convencer a la gente de vivir en un contenedor. La respuesta y propuesta del equipo de Shippy House es innovadora y valiente: «Nosotros vamos a vivir en la primera Shippy house para poder contar la experiencia. Además daremos la opción de pasar una noche para despejar dudas viendo cómo está optimizado el espacio y el alto nivel de confort».
La vivienda está diseñada para un clima como el español: para repeler el sol del verano pero aprovecharlo en invierno. El otro miembro del equipo Shippy house, Michaela, procede de la República Checa donde no hay tanto sol por lo que sería bueno hacer algunos ajustes, admiten desde la compañía, aunque aseguran: «En cualquier caso una casa bien aislada y con buena inercia térmica siempre funcionará bien».
¿Estará el futuro de la vivienda en un contenedor? En unas semanas, cuando el prototipo esté listo, tendremos la posibilidad de comprobarlo.
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